JOH, a las puertas de su juicio en Nueva York
Juan Orlando Hernández Alvarado, hoy está sentado en el banquillo de los acusados ante la justicia de Estados Unidos con un juicio a punto de comenzar.
Juan Orlando Hernández, también conocido como JOH, con 55 años de edad, enfrenta la justicia norteamericana después de ser dos periodos presidente de Honduras en medio de procesos electorales seriamente cuestionados por su ausencia de transparencia.
Su origen como político
Nació en la ciudad de Gracias, Lempira, en la aldea de Río Grande. Es abogado de profesión. Llegó al Congreso Nacional a comienzos de la década de los noventas cuando su hermano, Marco Augusto, era diputado y también primer Secretario del Poder Legislativo. Augusto se llevó a JOH como su asistente.
Así fue como Juan Orlando comenzó a conocer “el teje y maneje” del poder entre los diputados, y se abrió camino en su Partido Nacional para convertirse, por primera vez, en diputado en el periodo de 1998 al 2002. Después de allí nadie lo paró.
En su segundo período legislativo, de 2002-2006, JOH fue electo como primer Secretario de la Junta Directiva. Mientras que 2006 a 2010 fue Jefe de su Bancada y además nombrado como Secretario General del Partido Nacional. Durante la presidencia de Porfirio Lobo Sosa, electo en medio del golpe de Estado, Juan Orlando Hernández Alvarado fue designado Presidente del Congreso Nacional y desde allí comenzó a preparar el camino a la presidencia de Honduras. Hasta se llegó a decir que Lobo no mandaba, quien mandaba era JOH desde el legislativo.
El 12 de diciembre de 2012, siendo presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández consiguió la destitución de cuatro magistrados de la Sala Constitucional, esa misma sala que había fallado en contra de las llamadas Ciudades Modelo y las pruebas de confianza para la depuración policial, pero luego, la nueva Sala que se constituyó dio luz verde a la ilegal reelección presidencial.
Camino a la presidencia
Juan Orlando Hernández se presenta como precandidato presidencial por su Partido Nacional en el movimiento Azules Unidos ganando las elecciones internas de 2012 dejando serias dudas en su triunfo ya que su correligionario Ricardo Álvarez declaró sentirse robado y exigió el conteo “voto por voto” que nunca se dio.
Para las elecciones generales de 2013, Juan Orlando se alzó con la victoria, otro triunfo seriamente cuestionado sobre todo por el partido Libertad y Refundación, Libre, que, con Xiomara Castro de candidata, reclamaban transparencia en el proceso.
Impuso la reelección
Juan Orlando Hernández Alvarado gobernó los primeros cuatro años que le sirvieron para preparar el camino de la ilegal reelección presidencial que pese a muchos señalamientos que se le hicieron, la llevó a cabo en las elecciones de 2017, cuyos resultados nuevamente fueron cuestionados y se calificaron como fraude electoral lo que llevó al pueblo hondureño a lanzarse a las calles en protestas dónde hubo muertos, presos políticos y hasta exiliados, perseguidos por el régimen.
En la acusación de JOH, en la Corte Federal de Nueva York, se le señala de contratar a “mareros” para imponer el caos en medio de la protesta social.
Ya para las elecciones de 2021, el Partido Nacional no pudo alzarse con la victoria, y llegó, por primera vez en la historia de Honduras, una mujer como presidenta: Xiomara Castro.
Captura y extradición
Juan Orlando Hernández salió de la presidencia el 27 de enero de 2022, sólo duró 18 días fuera de casa presidencial ya que el 15 de febrero de 2022 fue capturado en su casa de habitación. La captura la ejecutó el general Ramón Sabillón, el mismo jefe de la Policía que JOH había despedido tras la captura de los hermanos Luis Alonso, Miguel Arnulfo y José Inocente conocidos como el cartel de “Los Valle Valle”, en octubre de 2014 en el occidente del país.
La captura de JOH fue con fines de extradición, misma que fue ejecutada el 21 de abril de 2022. La DEA se lo llevó para ser enjuiciado en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York.
Acusaciones en Nueva York
La justicia estadounidense acusa a Hernández de tres cargos que habrían sido cometidos desde 2004 a 2022. Uno es por «conspiración para importar una sustancia controlada a los Estados Unidos», con el «conocimiento de que dicha sustancia sería importada ilegalmente a Estados Unidos».
Además, se le acusa de «fabricar, distribuir y poseer, con la intención de distribuir, una sustancia controlada a bordo de una aeronave registrada en los Estados Unidos». Otro cargo es por «usar o portar armas de fuego, o ayudar e instigar al uso, el poder y la posesión» de «ametralladoras y dispositivos destructivos».
El caso de Juan Orlando Hernández es un hecho inédito en la historia de Honduras. Su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, fue sentenciado por cargos similares en 2021. Para el Gobierno de Estados Unidos, JOH abusó de su posición como Presidente de Honduras para operar el país como un “narcoestado».
Se declaró inocente
El inicio del juicio a Hernández, acusado de narcotráfico, fue reprogramado para el 12 de febrero de 2024. El expresidente Hernández se ha declarado «inocente» de los cargos que le imputa la justicia estadounidense, entre otros, «participación en una conspiración violenta de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína» entre 2004 y 2022, lo que podría valerle una condena perpetua.
Durante su gestión, el ex gobernante mostró con orgullo los elogios de Washington por su labor en la incautación de drogas. Su hermano, el exdiputado Juan Antonio «Tony» Hernández, fue condenado a cadena perpetua en marzo del 2021, acusado de enviar a Estados Unidos 140.000 kilos de cocaína de 2004 a 2016.
En el juicio, los Fiscales Federales señalaron que «Tony» operaba con su hermano e instituciones del gobierno, y que Honduras era un «narco-Estado».
Otro exfuncionario que ha sido extraditado a Nueva York es el exjefe de la Policía Nacional Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, acusado de «supervisar» las operaciones de narcotráfico del expresidente. El juicio programado para el exmandatario Juan Orlando Hernández por la justicia estadounidense, es un hecho que muestra la débil institucionalidad de Honduras y, además, un punto de partida para deshilar nombres de personajes de la vida política, sus formas de operar, y de convertir a este país centroamericano en un narcoestado.